Si hay algo que me encanta de esta serie, sin duda alguna, es el rol que juegan las mujeres. Este Dracula es totalmente diferente. Y el rol que desempeñan las mujeres en la serie es fascinante, no me voy a cansar de decirlo nunca. Amo cuando los personajes femeninos son de armas tomar y no muñequitas de porcelana que esperan la llegada de su príncipe para que las rescate. Mujeres fuertes y decididas que luchan por lo que creen y lo que quieren. No se quedan calladas y acatan las decisiones de los hombres. Ese es el mensaje que deberían enviar todas las historias. Nosotras tenemos los mismos derechos que cualquier hombre, y no somos menos por ser de diferente sexo.
En cuanto al capítulo en sí, claramente lo más interesante fue ver los comienzos de Renfield y Alexander. Cómo fue que se conocieron, ciertamente en unas muy extrañas circunstancias. Las escenas de Alexander y Mina no pueden ser más hot porque no tienen tiempo. El sueño de ella es tremendo, con ese poquito que pasa se crea una tención enorme. Creo que el gran mérito se lo lleva Jonathan Rhys Meyers que es muy sensual y logra cosas increíbles. Por otro lado, el momento del baile, también fue genial. Como las miradas y las manos dijeron mucho más que las palabras, y todo el mundo se dio cuenta de eso.
Lizzy’s para el capítulo:
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